Nos equivocamos como en 200 millones de años sobre la edad de la Luna
Pobre Luna, todo este tiempo dando vueltas alrededor de la Tierra para que la gente que la veía de abajo pensara que era una vieja gris. ¡Pero no! En realidad, según nuevos cálculos, el satélite es 200 millones de años más joven de lo que se creía. Un pequeño error de cálculo, si se considera que según la nueva investigación la Luna tiene “sólo” 4.360 millones de años.
Se piensa que la Luna se formó después de una colisión entre la Tierra y un segundo cuerpo celeste de gran tamaño, en los inicios del sistema solar. El material que sobró del choque se juntó en una bola de material derretido y caliente, que se solidificó en varios cientos de millones de años, formando una corteza. Evidencias de magma lunar se han observado al encontrarse abundante plagioclasa, un mineral liviano que se cristaliza y flota sobre el magma.
Pero medir la edad de la plagioclasa, de la que se trajeron muestras a la Tierra en varias misiones Apollo, no es fácil. Las rocas sólo tienen pocos isótopos de plomo, que normalmente se usan para determinar la edad de una roca. Además, en muchos casos las rocas están contaminadas con polvo de nuestro tierroso planeta.
Así que a los investigadores del Lawrence Livermore National Laboratory se les ocurrió lavar las piedras y pasarlas por un ácido débil para eliminar la primera capa, y cualquier contaminación que hubiese en ella. Luego, hicieron la medición otra vez, y descubrieron que la piedra tenía 200 millones de años menos de lo que se había calculado antes.
Los científicos indican así que el choque que creó la Luna debe haber ocurrido después de lo que se pensaba, o bien que la luna recién formada no estaba cubierta de magma al principio, sino que se cubrió después. “La extraordinaria juventud de esta muestra lunar significa que la Luna se solidificó significativamente más tarde de lo estimado, o que necesitamos cambiar la forma en que entendemos la historia geoquímica de la Luna”, dijo uno de los científicos de la investigación, Richard Carlson.
También es posible que justo esta piedra que investigaron se haya derretido y vuelto a solidificar después de que se formó la luna. Todavía deben hacerse más pruebas para poder determinar si realmente nuestro satélite es más joven de lo que se creía, algo que puede ayudarnos a entender un poco más el espacio que nos rodea.
Fuente: fayerwayer.com
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